CONSOLACION LABEAGA

CONSOLACION LABEAGA

31 de agosto de 1916.

Era una mujer de compresión fina, no alta, pero de carácter indomable. Siempre moviéndose, hablando con soltura y desparpajo, trabajadora incansable, en las faenas del campo, en la huerta, de donde regresaba con aquellas pañueletas en forma de circulo que se ponian en la cabeza para llevar la cesta, el cunacho o el caldero lleno de productos agrícolas.

Tuvo una hermosa familia numerosa, sus hijos Joaquín que vivia en Valladolid  y estaba casado con Magdalena con quienes tuve el placer de compartir su mesa en mis años de estudiante en la capital pucelana; Josemari, Angelines, Pedro Mari, (el alemán) Elena y Agustin hombre jovial, que sabe disfrutar como nadie de la vida. Para Agustín cualquier cosa la eleva a la categoría de sublime (podar olivos, ir al regadio, los toros, la política..) pone tanta pasión en todo, que aún recuerdo los partidos a raqueta en el frontón de Desojo cuando por no dar ninguna pelota por perdida se caía por las cuestas. Un fenómeno!

Su esposo fue Amado Leuza hombre tranquilo, de hablar pausado, con el palo en una mano en otra el cigarrillo que lo cogía de forma tan peculiar y la alforja al hombro. Se paraba con todos, no sé si porque no podia respirar. Estuvo en la guerra civil donde los dias antes de finalizar cayó herido y sufría las secuelas en la mano. Inolvidables aquellas copas de Karpy que tanto le gustaba o el efecto que producía, que le obligaba a pedir después el vaso de agua con bicarbonato.

Consolación, al morir  Amado, estuvo menos en el pueblo porque solia vivir con los hijos en la residencia de éstos. Pero recuerdo las últimas veces que estuvo en casa con un humor envidiable, cantando, riéndose, en suma siendo feliz , que es como la recuerdo.


Galería de fotos