Tardes de Sábado

Hoy he pasado la tarde de sábado en el bar-sociedad de Desojo. He jugado al mus con mi amigo Victoriano. Me ha recordado aquellos años en el que el bar de Silvio se llenaba de gente y todas las mesas completadas con jugadores de mus, los más expertos al subastado, y los niños alrededor del futbolín comiendo pipas y cascanueces.

Lo que más llamaba mi atención era ver a nuestros mayores todo concentrados y con el cigarro en la boca jugando al subastado.

Leon, Abdon, Amado, el andaluz, Juanjose, Jesus .....Yo tuve una época que quise aprender y me juntaba con Amado, en teoría el que nos tenía que enseñar, Agustín, Juanmari, y un primo de Amado que bajaba de Santa Cruz. No se si fue el maestro que no sabía enseñar o los alumnos que no ponían interés, pero salvo Juanmari, que vendría enseñado de casa por un gran maestro como León, Agustin y yo nunca ganábamos nada. Eso sí, Jesus y Juan José nos ponían verdes por nuestras increíbles jugadas.

Ahora el bar ya no tiene la calidez de antaño. Mucha gente ya no puede ir por impedimento físico o edad y otros porque no quieren, no se ve la humareda, ni aquel griterío que daba tanta vida. Unos ven la tele, otros juegan al mus, y lo que sí se ve ahora son mujeres charlando amigablemente, cosa que antes apenas se veía.

El bar es un buen lugar de reunión. Acudir allí es buscar compañía, conversación y calor humano que en nuestro pueblo ya muy deshabitado es necesario para sentirnos vivos.