
Otro paseo
Sirva estas líneas para dar las gracias a quienes hicieron este banco, y que junto a los que ya había hacen de este lugar un punto de encuentro, y con lo bien cuidado que está, invita al reposo.
Para muchos bajar hasta el puente y volver puede ser un paseo suficiente.
Nosotros nos queremos detener en este cruce de caminos y mostrar un poco su historia. Hasta principios del siglo XX, no existía la carretera, y el camino a Sansol se hacía continuando el camino de los arrieros, que al llegar al Paso de Orbés se trifurcaba; a la izquierda, cruzaba el rio hacia Valmayor, a la derecha, subía el camino hacia Armañanzas, y la del centro, continuaba paralela a la derecha del río, dirección a Sansol.
Está claro que el primer tramo estaba expuesto a continuas inundaciones y deciden desviar el camino por la carretera. Para eso se tuvo que excabar el cerrillo de las abejeras, que había dos. Aquí hacemos un inciso. Cuando nevaba y las ovejas permanecían cerradas en casa y se les bajaba correteando para desentumecer las patas, a beber al río y tomar un poco de alimento en este cerro tan abrigado del cierzo y donde entraba el sol.
Volvemos a la carretera, después del desmonte había que salvar el barranco de Primaval, para ello se tuvo que hacer el Puente de Plata, como ya escribimos "Desojo en la Historia", pag 108; justo pasar el puente a la derecha arranca, ahora, el camino de Armañanzas, y discurre partiendo varias fincas, camino de Sansol.
Precisamente, este año hace cien años, que el constructor que realizaba el puente hace 106 años, hizo la estela funeraria para su madre, Martina, (Desojo museo al aire libre, pág 51). Hablando de centenario, la casa donde habitó Rafa Hernández,hijo de Ángel Hernández y Petra Lanz, en calle la Cuesta,núm 9. En el cabezal de la puerta está inscrito 1919, con la misma litografia, por lo que podemos pensar que es obra del mismo albañil. De esa casa era Escolástica Sáinz, que fue la única persona que murió en Desojo en la famosa pandemia de la gripe. En agradecimiento se sacó a San Roque, abogado contra la peste, así que lleva 100 años sin salir, tal vez tenga otra ocasión de salir.
Sepamos escuchar a las piedras, que nos dirán muchas cosas, nosotros las contamos, y deseamos que el Puente de Plata sea un bonito lugar de encuentro, y más aún, si algún día se decide limpiar de matojos el puente, para que brille en todo su explendor.
Disfrutar el paseo y la historia.
Victoriano Pérez Lanz
Poli Yániz Eguilaz