Pasos

Cuando desaparecen los últimos estertores del año 2018, y con ellos, los restos de las fiestas navideñas, como las figuras del Belén, o el reciclado de los papeles de envolver los regalos de Reyes; mientras esperamos las primeras lluvias de este nuevo 2019, para que ayude a germinar las cosechas y limpie la atmosfera de virus y bacilos, desde la Asociación Balacín queremos ofreceros un regalo más de la gran historia de nuestro pequeño Desojo.

La foto, que encabeza esta página, ha servido de arranque, y sirva de agradecimiento hacia los que han colocado esa pasarela, que sin duda, facilita e invita al paseo por estos interesantes parajes.

En nuestro afán por descubrir, mejorar y dar a conocer nuestro patrimonio cultural, queremos añadir nuevos capítulos a nuestros libros: "Desojo en la Historia" y "Desojo, museo al aire libre". Por eso en esta web, os vamos a brindar los estudios que siguen engrandeciendo nuestra sencilla, pero prolongada historia.

Como los años transcurren rápidamente, nos disponemos a comentar vicisitudes y transformaciones que ha sufrido esta zona ("rio de los canales"). A este paso se le llamaba el paso de los Canales y de San Juan de Vicario. Es donde, en el solsticio de verano, venían a "sanjuanarse", descalzos o desnudos retozaban por la humedad y suavidad del yerbín, en esa corta y mágica noche. Hoy la maleza invade todo, y los matorrales y el carrizal campan a sus anchas.

Somos testigos, cuando nos acercábamos a escudriñar las entrañas del río, en busca de los sabrosos cangrejos, mientras las ranas saltaban asustadas, o los pajarillos, salían volando en bandadas, ante los disparos de alguna escopetilla o el ruido de algún cepillo escondido.

Las ovejas y caballerías pastaban y abrevaban, por lo que mantenían limpia la zona, que favorecía el paseo y la búsqueda de setas y caracoles.

Dicho esto, y después de un estudio morfológico, toponímico y bibliográfico, nos retrotraemos a la historia de esta zona hace 2000 años.

Mirad, un poco más arriba del paso por el rio, hay una finca que se llama "la Presa", en cuyos alrededores estaba la villa romana con sus tégulas, imbrice, tubulus caldus, terra sigilata............lo que nos atestigua que aquí hubo una cultura acuática; y a la derecha del paso se le llamaba "los canales"y encima una finca que denominamos "la Regadera".

Con estos datos, es sencillo imaginarse, el vello paisaje que podía disfrutarse en aquél remoto lugar del Imperio Romano.

Presa, villa con termas, regadíos mimados con canalizaciones. Estando preparando estas líneas nos sorprende y alegra, la noticia de Diario de Noticias :" En Mués aparece los restos de una presa romana que puede datarse en el siglo 1 d.C."

Cabe pensar que la presa de Desojo era parte de un gran complejo hidráulico construida para asegurar el suministro de agua a la ciudad de Calahorra.

Ambas presas tenían la similitud en su ubicación, ambas en la cabecera de los ríos San Pedro Melgar y el Odrón. Cuando se juntan estos rios y se unen al Linares, después de Lazagurria alimentaban a un canal que partía y recorría 32 km, por medio de un acueducto transportaba el agua a Calahorra.

Todo esto, lo entendemos mejor si estudiamos la toponimia, los nombres siempre nos están describiendo algo, no son casualidades. Por lo que si los estudiamos nos aclaran nuestra historia y costumbres. Si repasáis el artículo "las propiedades de San Millán de la Cogolla en Desojo" de 1090, aparece Los Huertos o Poio. San Juan de Vicario nos está indicando que ahí, había una ermita dedicada a San Juan; y el paso de los "canales" nos retrata lo que había. Ahora se conoce a todo como Costaleñas, que estaba en la zona del mirador. Es decir, llamando a todo Costaleñas, hacemos desaparecer los tiempos de la ermita, de los canales y de los huertos. Véis que fácil es cambiar la historia, basta olvidar nombres.

Victoriano Pérez Lanz

Poli Yániz Eguilaz